sábado, 31 de agosto de 2013

DEPORTE Y LESIONES CEREBRALES



Hoy publica el diario El país una noticia relacionada con el acuerdo alcanzado entre la Liga de Fútbol Americano y jugadores que han sufrido daño cerebral años después de practicar este deporte.El tema no es nuevo, desde hace más de 20 años los neurocirujanos Norteamericanos vienen informando de las secuelas a largo plazo que presentan ciertos deportistas después de varios años de practica profesional centrndose sobre todo en los boxeadores y en los practicantes de fútbol americano.
El boxeo, si le podemos llamar deporte, tiene como objetivo golpear al contrario y la intención final es producirle un K.O. es decir un episodio de conmoción cerebral (perdida de conciencia transitoria). Hoy sabemos gracias a la resonancia megnetica que en la conmoción cerebral de producen pequeñas lesiones sobre los axones del cerebro y que en muchas ocasiones se acompañan de pequeñas hemorragias cerebrales. Pué bién, transcurridos varios años de práctica boxística, los boxeadores tienen una alta tendencia a paderecer demencia, enfermedad de Parkinson, trastornos importantes de lenguaje, etc.



Con relación al fútbol americano el conocimiento de sus secuelas es más recientes, pero se ha comprobado también, que después de varios años de práctica deportiva, numerosos jugadores acaban presentado las mismas alteraciones que las vistas en los boxeadores.
¿Qué podemos hacer?
La respuesta no es fácil, pero creo que lo primero es advertir a todos los practicantes de estos deportes del riesgo que presentan, en el boxeo extender la obligación del casco como ocurre en las
categorías amateur y tal vez será necesario en el futuro hacer modificaciones en el reglamento de estas prácticas para intentar minimizar las lesiones cerebrales.

sábado, 17 de agosto de 2013

HEMORRAGIA SUBARACNOIDEA AEURISMÁTICA

Estos días toda la prensa nacional se hace eco de la muerte de Rosalía Mera de una hemorragia cerebral A tenor de lo recogido en diferentes medios de comunicación, ya que hasta donde conozco, no se ha emitido ningún parte médico, la paciente sufrió una hemorragia subaracnoidea masiva producida por la ruptura de un aneurisma cerebral.
Los aneurismas cerebrales son dilataciones en la pared de una arteria casi siempre de origen congénito aunque hay algunos factores como la hipertensión arterial que favorecen su crecimiento y ruptura. La incidencia de aneurismas cerebrales en la población es alta, pero afortunadamente solamente un 1% de los mismos van a romper y provocar una hemorragia subarannoidea.
Cuando se produce la hemorragia el paciente sufre un  intenso dolor de cabeza, en numerosos casos, sobre todo en grandes hemorragias puede llegar a perder el conocimiento y en un 20% de los casos, como el que nos ocupa, se acompaña de parada cardiorespiratoria y produce la muerte en pocas horas.
Sin embargo, en algunos medios se habla de la hemorragia subaracnoidea como una situación irreversible y la presentan como una patología con elevadísima mortalidad. Si el paciente lega en buena situación clinica al hospital, lo primero es hacer el diagnostico de la hemorragia mediante una tomografia computarizada (scanner) y seguidamente debe realizarse una angiografia cerebral (cateterismo) para descartar o confirmar la presencia de un aneurisma.
Si se confirma el diagnostico el tratamiento debe ser inmediato ya que existen altas posibilidades de nuevas hemorragias que empeoran de forma notable el pronostico. Siempre  que sea posible el mejor tratamiento es el endovascular, que consiste en realizar un cateterismo e introducir dentro del aneurisma unos pequeños muelles denominados "coils" que al rellenar el aneurisma impiden que vuelva a romper. Si no es posible la embolización debe recurrirse a la cirugía para poder aplicar un pequeño clip sobre el aneurisma cerrándolo de forma definitiva.
A pesasr del diagnostico y tratamiento precoz, la mortalidad global de la hemorragia subaranoidea aneurismática oscila alrededor del 30%. Los otros pacientes sobrevivirán, pero únicamente un 25% lo harán de forma total y sin ningún tipo de síntoma o secuela.