jueves, 24 de diciembre de 2009

ENFERMEDAD MENTAL Y CIRUGÍA




La edición del día 23-12-09 del diario El País, se hacía eco de una noticia del rotativo americano: The New York Times, sobre un novedoso tratamiento de pacientes con enfermedades mentales.
En realidad, la psicocirugía, que es como así se llama en términos médicos aquellas intervenciones quirúrgicas encaminadas a modificar el comportamiento de los pacientes, tiene más de 70 años. Curiosamente se inició en Portugal en el año 1935 de la mano del neurocirujano Egas Moniz su premio nobel de medicina.
En aquellos años, previos a la segunda guerra mundial, las graves alteraciones del comportamiento, sobre todo las que se acompañaban de agresividad, era un gravísimo problema de salud y social, ya que no había ningún fármaco para tratar estos pacientes.
Las primeras cirugías consistían en lesionar los lóbulos frontales (centros claves para el control del comportamiento) con lo que se conseguía que estos pacientes, tremendamente agresivos quedasen muy dóciles.
Desde luego, hoy en día, este tipo de intervenciones no se realizan pero si tenemos varias alternativas para tratar pacientes con graves cuadros psiquiátricos como el trastorno obsesivo- compulsivo (TOC) o la depresión mayor con una gran seguridad y efectividad, sobre todo porque conocemos mejor los circuitos cerebrales del comportamiento y por lo tanto sabemos sobre que núcleos cerebrales actuar, pero también disponemos de resonancia magnética que es fundamental para poder localizar estos núcleos dentro del cerebro. La magen superior muestra en diferentes colores, como se activan distintos núcleos cerebrales durante la estimulacón cerebral con electrodos.
En general, hoy podemos hacer dos tipos de cirugías: la estimulación cerebral profunda (de la cual ya hablamos en varias ocasiones en estas páginas) y la lesión cerebral.
La lesión cerebral, de la cual habla El país. Consiste en realzar mediante radiocirugía, es decir empleando radiaciones emitidas por un acelerador lineal o una bomba de cobalto, una lesión cerebral irreversible sobre el centro cerebral involucrado en la enfermedad que queremos tratar. El principal inconveniente de esta técnica es que crea una lesión irreversible, or o que es importantísimo una correcta localización del núcleo del circuito cerebral que se quiere lesionar.
Por el contrario, la estimulación cerebral profunda no lesiona el núcleo, son que mediante una pequeña corriente eléctrico, lo bloquea, es decir le corta su actividad. El efecto conseguido es el mismo que con la radiocirugía y tiene la gran ventaja de que el proceso es totalmente reversible, es decir si no funciona bien, o tenemos un nuevo fármaco efectivo para esa enfermedad, el sistema se apaga o se retira y volvemos, sin problemas a la situación inicial.
Todos estos tratamientos ofrecen un camino apasionante para poder tratar en el futuro numerosas enfermedades cerebrales como las adicciones, obesidad, demencias, etc.